El inventor del piano fue Bartolomeo
Cristofori, tañedor y constructor de instrumentos al servicio de
Fernando de Medicis. Intentando aunar las ventajas del clavicordio (su
expresividad y control del sonido) y del clavecín (su potencia sonora) comienza
sus investigaciones en 1698 y así presenta en Florencia en 1709 un instrumento
al que denomina “gravicembalo col piano e forte”.
El nuevo instrumento mantendrá la forma del clavecín y su
mecanismo es muy simple: la cuerda es golpeada por un macillo articulado y
recubierto de piel, el cual regresa nada más producido el ataque (escape),
preparándose para golpear de nuevo y dejando vibrar libremente la cuerda. El
apagador se encarga de extinguir el sonido cuando levantamos el dedo de la
tecla. Asimismo introdujo el mecanismo “una corda” (similar al pedal izquierdo
actual) pero accionado con la mano.
Un constructor alemán, Gottfried
Silbermann, conoce el invento y lo adapta a sus primeros prototipos
fabricados a principios de los años 30. Silbermann se convertirá en el
verdadero propagador del invento de Cristofori y sus pianos serán asimismo los
que Federico II de Prusia presente a J. S. Bach en 1736, el cual no se mostró
demasiado partidario (criticó la debilidad de los agudos y la pesantez del
teclado) lo que provocó continuas mejoras con el fin de perfeccionarlo, de
manera que en un encuentro posterior en 1747 en Postdam, Bach se mostró más
entusiasta.
Dos de sus alumnos, Zumpe y Stein, serán los que den origen a las escuelas
anglosajona y vienesa de construcción de pianos, que durante muchos años serán
los dos focos de construcción más importantes de Europa. Los pianos de ambas
escuelas difieren esencialmente en sus características pero común a ambas es el
uso del pedal de resonancia, inventado por Backer en 172.
- Escuela vienesa:
Johann Andreas Stein, alumno de Silbermann, funda su propia casa
en Austria, adaptando la mecánica diseñada por Cristofori. La característica
más importante en sus pianos es que los macillos están en contacto directo con
las teclas, lo que permite un control más directo y refinado de la pulsación,
un toque más liviano y una mayor velocidad de respuesta y de repetición (aunque
con una sonoridad un poco débil), convirtiéndose por todo ello en los piano
preferidos de Mozart.
Otra característica importante será el uso de las rodilleras:
ingenio que permite accionar los apagadores con las rodillas.
- Escuela anglosajona:
Esta escuela fue originada por multitud de constructores que se
exiliaron a Inglaterra huyendo de la Guerra de los Siete Años. Uno de los
primeros fue Johannes Zumpe, que consiguió el éxito cuando comienza a construir
el piano cuadrado (sobre patas) o de mesa, que se extenderá por toda Europa.
Otro de estos constructores fue John Broadwood, el cual tiene un papel decisivo en el desarrollo
del pianoforte, ayudando a consolidar lo que se conoce como “mecánica inglesa”.
Entre sus innovaciones podemos destacar:
- División del puente de madera, lo que permitió alargar las cuerdas sin tener que alargar la caja (cruzamiento de las cuerdas).
- Inserción de barras metálicas en el cuadro de madera para hacer posible incrementar el grosor y tensión de las cuerdas, consiguiendo de esta manera más volumen sonoro.
- Patente del mecanismo del pedal, (accionado por la rodilla en los pianos vieneses hasta el momento) y la lira, donde se insertan los distintos pedales, haciendo su uso más cómodo. Este mecanismo se adoptará unanimemente en toda Europa a partir del s.XIX.
- Engrosamiento del macillo, que favorece una mayor variabilidad sonora.
- Aumenta la extensión del teclado, llegando a siete octavas hacia 1820.
Los pianos de esta escuela se caracterizan por un sonido potente
y una mecánica pesada, y con ellos compositores como por ejemplo Clementi
iniciarán la búsqueda de una nueva técnica.
A principios del s.XIX aparecerá un nuevo foco importante de
construcción en París, ciudad que en esos momentos se había convertido en la
capital del piano. Entre los constructores de esta escuela destacan H. Pape, que sustituyó la piel de la cubierta
de los macillos por fieltro con lo que se consigue más precisión de ataque y
más fuerza y por ende más variabilidad tímbrica, y sobre todo Sebastian Erard.
Las investigaciones de Erard se centran fundamentalmente en dos
factores:
- Aumentar la sonoridad: de dos cuerdas por tecla pasa a tres.
- Mejorar la rapidez de repetición y respuesta del teclado. En este sentido sus esfuerzos culminarán con la invención del doble escape (1823), dispositivo que consiste esencialmente en un resorte que, haciendo rebotar el martillo en su fase de retorno hacia el punto de partida lo detiene a mitad del camino, quedando más cerca de la cuerda, lo cual aligera mucho el teclado y además permite la repetición de una nota a grandes velocidades.
El principal problema se convierte a partir de este momento en
lograr una homogeneidad de timbre y volumen en toda la extensión del piano.
Esto se logra gracias a la inserción del cuadro enteramente metálico, que será
posible gracias a los avances de la siderurgia.
Paralelamente a esta carrera del gran cola de concierto el
mercado de pianos cuadrados destinados a los aficionados y a los salones no
deja de crecer. Además será ahora cuando se realicen los primeros prototipos de
un piano “vertical” heredero de los primeros pianos “jirafa” y cuyos
precursores fueron Isaac Hawkins (que
patentará en 1800 su modelo, si bien hay otro anterior inventado en Del Mela en
1739) y Mathias Müller.
Hacia 1850 el piano de cola se estabiliza: su tesitura abarca
siete octavas, el bastidor se ha apoyado con barras metálicas por encima de las
cuerdas, el barrado se ha reforzado considerablemente. Aparecen fábricas de
pianos importantes en EE.UU. y Alemania que adaptan sistemas industriales de
producción e invierten en investigación tecnológica de manera sistemática,
hasta llegar en pocas décadas al piano actual.
Será precisamente una marca americana, Steinway, la que realice las últimas
modificaciones decisivas en las construcción del piano, al incorporar en 1856
el cuadro enteramente metálico (“cupola iron frame”) fundido en una sola pieza,
que permite una mayor tensión de las cuerdas (con el consiguiente aumento de
sonoridad) y aguanta por más tiempo la afinación, pero no será hasta 1867 que
este sistema sea adoptado definitivamente en Europa. Steinway será asimismo la
marca que introduzca el pedal tonal en 1874.
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